martes, 6 de octubre de 2015

El tiempo que se escapa

Esta semana quiero compartir con vosotros un cuento que llegó a mi por casualidad y en un momento muy oportuno. Espero que os invite a reflexionar y que lleguéis a conclusiones tan valiosas como a las que he llegado yo.

"Un hombre oyó decir que cierto alquimista había perdido, en un desierto muy cercano, el resultado de años de trabajo: la famosa piedra filosofal, que transformaba en oro cualquier metal que tocase.
   Impulsado por el deseo de encontrarla y hacerse rico, el hombre se dirigió al desierto. Como no sabía exactamente qué aspecto tenía la piedra filosofal, comenzó a recoger todos los guijarros que encontraba, poniéndolos en contacto con la hebilla de su cinturón, y observando si ocurría algo.

   Transcurrió un año, y otro más, y nada. El hombre, no obstante, conservaba con terquedad su deseo de recuperar la piedra mágica. Por ello, ya automáticamente, caminaba por los diversos valles y montañas del desierto, restregando un guijarro tras otro contra su cinturón.
   Cierta noche, antes de dormir, ¡se dio cuenta de que su hebilla se había transformado en oro!
   Pero, ¿cuál de las piedras había obrado el prodigio? ¿Acaso el milagro había ocurrido por la mañana, o ya de noche? ¿Hace cuánto tiempo, realmente, no se fijaba en el resultado de su esfuerzo? Lo que antes era la búsqueda de algo concreto se había transformado en un ejercicio mecánico, al que no prestaba ninguna atención ni le proporcionaba el menor placer. Lo que era una aventura, se había transformado en una obligación odiosa.
   Ahora ya no había manera de descubrir la piedra exacta, pues la hebilla ya era de oro, y ya no podría ser nuevamente transformada. Había recorrido el camino correcto, pero había dejado de prestar atención al milagro que lo aguardaba."

Tanto si te has sentido identificado como si no con el protagonista del cuento, quiero invitarte a hacer una lista con todas esas cosas que haces a lo largo de cada día de forma automática. Conducir, ver los anuncios de la tele, pasear al perro... 

A continuación te propongo hacer otra lista con todas las cosas que haces por obligación y que preferirías cambiar por otras actividades. El trabajo, la comida familiar de los domingos, llevar a los niños al colegio, eventos sociales...

¿Cuánto tiempo empleas en realizar las tareas de ambas listas?¿Te sorprende descubrir cuánto tiempo pasas a lo largo del día desconectado de lo que haces?¿Cuántas cosas diferentes podrían haber pasado si hubieras mantenido tu atención en el lugar en el que estabas en lugar de dejarte llevar o pensando en estar en otra parte?¿Cuántas oportunidades han pasado por delante de ti y no has sido capaz de verlas por estar despistado?¿Cuántas cosas maravillosas te has perdido?...


Como se sule decir, pasamos la vida esperando a que pase algo y lo único que pasa es la vida. Y yo ma atrevería a añadir que, si tenemos que esperar tanto es porque estamos tan despistados que no somos conscientes de las cosas que pasan. La vida pasa.



Daniel Abella 
Fórmula Coaching
www.esformulacoaching.es

lunes, 28 de septiembre de 2015

Recursos para tomar decisiones con mayor facilidad

Tomar decisiones importantes no es una tarea fácil. A lo largo del día nos vemos obligados a elegir en multitud de ocasiones entre dos o más opciones y en muchos casos más de una de las posibles alternativas nos parece atractiva. Pero la dificultad de elegir entre varias opciones no es la decisión en sí, sino las consecuencias que esa decisión puede desencadenar. Por un lado esta el hecho de que elegir una de las alternativas implica necesariamente renunciar al resto y por otra parte, el compromiso que implica tomar una elección puede ser una carga muy pesada para muchos de nosotros.

Pero no podemos evitar tomar decisiones. Las decisiones, al fin y al cabo, nos definen y al mismo tiempo definen nuestro futuro. Si no tomamos decisiones somos vulnerables a las decisiones de los demás y eso nos convierte en meras piezas de ajedrez de una partida que no jugamos. ¿Y si deciden sacrificarnos?... Por tanto, no tomar decisiones deja nuestro futuro en manos de los demás y por norma general eso no es algo bueno.

Pero decidir es tan difícil, implica tanta responsabilidad… ¿Qué puedo hacer para tomar decisiones con más facilidad?

Para que tomar decisiones importantes sea una tarea mas sencilla quiero compartir los tres recursos que utilizo yo en mi vida diaria.

El primero es la confianza: Confianza en que todo saldrá bien. Lo que tenga que ocurrir ocurrirá, pero tenemos que estar seguros de que nuestras decisiones nos llevaran al lugar en el que queremos estar.

El segundo recurso es no juzgar: Cuando tomamos una decisión y más adelante creemos que podríamos haber elegido otra opción mejor nos juzgamos y nos castigamos sin razón. No olvides que tomaste esa decisión por algún motivo que en ese momento tenía sentido. Hay muchos caminos que llegan al mismo sitio si sigues andando. Por lo que ninguna decisión es definitiva. Simplemente sigue caminando hacia la meta.

Y el último recurso para tomar decisiones es el desapego: Hay que aprender a dejar que las cosas fluyan. Y para que fluyan hay que permitir que las cosas se vayan para que puedan volver. Hay una frase que me gusta mucho que dice “no es malo poseer cosas pero no dejes que las cosas te posean a ti”. Si tomas decisiones pensando en el miedo que tienes de perder algo no podrás tomar decisiones para ganar algo.


Una vez que sueltes todas esas cosas que crees que te pertenecen, confíes en que las cosas vendrán en el momento oportuno y juzgues todas las alternativas solo como oportunidades te resultará mucho más fácil tomar cualquier decisión.



Daniel Abella 
Fórmula Coaching
www.esformulacoaching.es

lunes, 21 de septiembre de 2015

Se aprende más de las victorias

Todos conocemos esa frase que dice “Se aprende más de una derrota que de mil victorias” o alguna de sus múltiples variaciones. Es un concepto muy arraigado en nuestra mente y no seré yo el que reniegue del aprendizaje que puede aportarnos una derrota. Pero como coach, al que le encanta cuestionarlo todo, me pregunto si realmente se puede aprender más de una derrota que de una victoria.

Normalmente, cuando nos enfrentamos a un fracaso solemos pararnos a analizar detenidamente cuales han sido nuestros errores, cuales han sido nuestro aciertos y en que áreas podemos mejorar. Y digo ¡detenidamente!.
Sin embargo, rara vez hacemos un análisis tan minucioso cuando hemos alcanzado el éxito. Pero lo cierto es que la información es la misma. En ambas situaciones podemos saber que hemos hecho bien, que hemos hecho mal y que podríamos haber hecho mejor.

Por otra parte, cuando afrontamos una derrota parece que es mucho más fácil realizar cambios importantes. Esto se debe a que generalmente nuestro análisis a sido más profundo y la sensación de que no tenemos nada que perder. Pero si somos humildes cuando ganamos, y realizamos ese análisis en profundidad, al igual que cuando perdemos, también podemos ser conscientes de la necesidad de esos cambios y llevarlos acabo antes de ser derrotados.

Por último me gustaría reflexionar que nos aportan la victoria y la derrota a nivel personal. Otro idea muy popular, en relación al tema, es que “la derrota nos hace más fuertes”. Es cierto que cuando nos encontramos ante el fracaso todos nuestros valores, nuestro compromiso, nuestra motivación y nuestra confianza se tambalean. Se produce un terremoto del que, si somos capaces de recuperarnos, regresaremos con más fuerza, con más seguridad en nosotros mismos, mejor preparados, con convicciones reforzadas y una energía e ilusión renovadas.
Pero la victoria tampoco es un camino fácil. Lo más difícil del éxito es mantenerlo. Y mantenerlo conlleva muchísima presión. Y al igual que en la derrota, ten enfrentas a un terremoto que te sacude de arriba abajo y del que si sobrevives será con unos valores fortalecidos y una determinación óptima para mantenerte en la cumbre.

En conclusión, tanto la derrota como la victoria conllevan aprendizajes similares siempre y cuando los experimentemos desde la humildad del que sabe que siempre puede mejorar. La gran diferencia es que unos aprendizajes son más amargos que otros. Así que, como decía el dibujante y escritor argentino Roberto Fontanarrosa, por mucho que se aprenda en la derrota…¡Prefiero esa ignorancia! Me quedo con la victoria que es más dulce.

Daniel Abella 
Fórmula Coaching
www.esformulacoaching.es