Esta semana quiero compartir con vosotros un cuento que llegó a mi por casualidad y en un momento muy oportuno. Espero que os invite a reflexionar y que lleguéis a conclusiones tan valiosas como a las que he llegado yo.

Impulsado por el deseo de
encontrarla y hacerse rico, el hombre se dirigió al desierto. Como no sabía
exactamente qué aspecto tenía la piedra filosofal, comenzó a recoger todos los
guijarros que encontraba, poniéndolos en contacto con la hebilla de su
cinturón, y observando si ocurría algo.
Transcurrió un año, y
otro más, y nada. El hombre, no obstante, conservaba con terquedad su deseo de
recuperar la piedra mágica. Por ello, ya automáticamente, caminaba por los
diversos valles y montañas del desierto, restregando un guijarro tras otro
contra su cinturón.
Cierta noche, antes de
dormir, ¡se dio cuenta de que su hebilla se había transformado en oro!
Pero, ¿cuál de las
piedras había obrado el prodigio? ¿Acaso el milagro había ocurrido por la
mañana, o ya de noche? ¿Hace cuánto tiempo, realmente, no se fijaba en el
resultado de su esfuerzo? Lo que antes era la búsqueda de algo concreto se
había transformado en un ejercicio mecánico, al que no prestaba ninguna
atención ni le proporcionaba el menor placer. Lo que era una aventura, se había
transformado en una obligación odiosa.
Ahora ya no
había manera de descubrir la piedra exacta, pues la hebilla ya era de oro, y ya
no podría ser nuevamente transformada. Había recorrido el camino correcto, pero
había dejado de prestar atención al milagro que lo aguardaba."Tanto si te has sentido identificado como si no con el protagonista del cuento, quiero invitarte a hacer una lista con todas esas cosas que haces a lo largo de cada día de forma automática. Conducir, ver los anuncios de la tele, pasear al perro...
A continuación te propongo hacer otra lista con todas las cosas que haces por obligación y que preferirías cambiar por otras actividades. El trabajo, la comida familiar de los domingos, llevar a los niños al colegio, eventos sociales...
¿Cuánto tiempo empleas en realizar las tareas de ambas listas?¿Te sorprende descubrir cuánto tiempo pasas a lo largo del día desconectado de lo que haces?¿Cuántas cosas diferentes podrían haber pasado si hubieras mantenido tu atención en el lugar en el que estabas en lugar de dejarte llevar o pensando en estar en otra parte?¿Cuántas oportunidades han pasado por delante de ti y no has sido capaz de verlas por estar despistado?¿Cuántas cosas maravillosas te has perdido?...
Como se sule decir, pasamos la vida esperando a que pase algo y lo único que pasa es la vida. Y yo ma atrevería a añadir que, si tenemos que esperar tanto es porque estamos tan despistados que no somos conscientes de las cosas que pasan. La vida pasa.
Daniel Abella
Fórmula Coaching
www.esformulacoaching.es