sábado, 2 de agosto de 2014

La fuerza de nuestras creencias

Quiero compartir con vosotros una historia, basada en hechos reales, para ilustrar la fuerza que tienen nuestras creencias sobre nuestra realidad.

LA HISTORIA DE LOS MINEROS

Seis mineros trabajaban en un túnel muy profundo extrayendo minerales desde las entrañas de la tierra. De repente un derrumbe selló las salidas del túnel donde trabajaban dejándoles aislados en el interior.
En silencio, se miraron unos a otros. De un vistazo calcularon su situación. Con su experiencia, se dieron cuenta rápidamente de que el problema sería el oxigeno. Solo les quedaban entre tres y tres horas y media de aire antes de morir asfixiados.
 Fuera ya habían iniciado las labores de rescate, pero un derrumbe así suponía horadar otra vez en la mina para poder llegar hasta los mineros atrapados.
La pregunta que todos se hacían era si llegarían a tiempo para rescatar a los mineros con vida.
 Los expertos mineros sabían que debían ahorrar todo el oxigeno que fuera posible. Acordaron hacer el menor desgaste físico posible, apagaron las lámparas que llevaban y se tendieron en el suelo.
Enmudecidos por la situación e inmóviles en la oscuridad era muy difícil calcular el paso del tiempo.
Solo uno de ellos llevaba reloj. Hacia él iban todas las preguntas: ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Cuánto tiempo nos queda? ¿Y ahora?...
 Los mineros atrapados, cada vez mas nerviosos, sufrían como parecía que el tiempo se estiraba. Cada minuto parecía una hora y la desesperación entre cada respuesta agravaba la tensión.
 El jefe de los mineros se dio cuenta de que si seguían así la ansiedad los haría respirar más rápidamente y el oxigeno se acabaría mucho antes de lo previsto, reduciendo la posibilidad de que el grupo de rescate llegara a tiempo.
Así que ordeno al que tenía el reloj que solamente él controlara el tiempo transcurrido. Nadie haría mas preguntas, el del reloj avisaría a todos cada media hora.
 Cumpliendo la orden, a la media hora el encargado del tiempo aviso a sus compañeros.
- Ha pasado media hora.
Hubo un murmullo entre ellos y la angustia podía sentirse en el ambiente. El hombre del reloj pensó que cada vez seria más difícil comunicarles el paso del tiempo a sus compañeros y recordarles que estaban un poco mas cerca de morir. Así que sin consultar a nadie decidió que la próxima vez que dejaría pasar 45 minutos antes de decirles a sus compañeros que había pasado otra media hora y así aliviarles ligeramente la agonía. Al fin y al cabo sus compañeros no tenían forma de notar el engaño y no había ningún motivo para que desconfiaran de él.
 Apoyado en el éxito de su engaño el tercer aviso o dio casi una hora después.
- Ha pasado otra media hora.- dijo a sus compañeros.
De esa manera sus cinco compañeros pensaron que había pasado solo una hora y media desde el derrumbe. Y así siguió el del reloj. A cada hora les informaba de que había pasado media.
El equipo de rescate apuraba la tarea para rescatar a sus compañeros. Sabían en que cámara estaban atrapados y que sería difícil llegar antes de cuatro horas.
 Llegaron a la cámara después de cuatro horas y media. Lo más probable era encontrar a sus seis compañeros muertos. Cuando entraron en la cámara y vieron que cinco de ellos estaban vivos no podían creérselo.
Solo uno había muerto asfixiado…el que tenía el reloj.

Como podéis ver nuestras creencias son las que moldean nuestra realidad. Cuando creemos y confiamos en algo nuestras posibilidades de éxito de multiplican.

Ahora sabes de lo que es capaz tu mente. ¿Cómo puedes aplicar esto a tu vida?